Santalum fernandezianum F. Phil.
Nombre vulgar: Sándalo.
Arbol de hasta 10 m de altura, ramificado, frondoso. Tronco grueso, de hasta 1,35 m de diámetro; corteza pardo - negruzca, fisurada en placas ligeramente tetragonales. Ramas gruesas, ascendentes, con la corteza gris - cenicienta; ramitas verdes, anguloso - estriadas. Hojas persistentes, simples, opuestas, de 4,5 - 8,5 cm de largo y 1,5 - 3 cm de ancho, oblongas, agudas en el ápice, a veces, obtusas o emarginadas, membranosas, ligeramente carnosas, glabras, verde - oscuras, lustrosas en la cara superior, glauco - cenicientas y con la nervadura marcada en la inferior; margen entero; pecíolo corto, decurrente en las ramitas. Inflorescencias en panojas terminales, multifloras. Flores hermafroditas, blancas, de 4 - 5 mm de diámetro. Tépalos 4, anchamente ovalado - triangulares, unidos en la base; disco tetralobulado, con lóbulos escuamiformes, subtriangulares, obtusos, carnosos y glabros. Estambres 4, alternos con los lóbulos del disco; filamentos cortos; anteras globosas, bitecas; dehiscencia longitudinal. Ovario seminífero, unilocular; estilo cónico y estigma ligeramente bilobulado. Fruto desconocido.
La madera, aromática, de color blanquecino en la albura y rojizo - oscuro en el duramen, fue usada en la confección de objetos artesanales.
Observaciones
Arbol endémico del Archipiélago de Juan Fernández, donde crecía especialmente en la Isla Más a Tierra. Actualmente es una especie totalmente extinguida ya que los últimos ejemplares fueron encontrados a fines del siglo pasado y a comienzos del presente; posteriormente sólo se ha hecho referencia a restos semifósiles de madera encontrados en algunas quebradas de Más a Tierra y Más Afuera.
Las referencias más antiguas que se conocen sobre su existencia datan del siglo XVII; se menciona la gran cantidad de árboles que existía en el Archipiélago y que eran objeto de una explotación comercial bastante intensa. Durante el siglo XVIII empezó ya a ser una especie escasa; a mediados del siglo XIX Gay comenta este hecho, llegando a señalar que ha llegado al límite de la extinción total, más aún, dice que sólo se encuentran troncos muertos del árbol. Posteriormente Philippi (1856 y 1876) indica que algunos pocos ejemplares aún pueblan las islas. En 1892 Federico Philippi describe la especie en base a ejemplares sin flores ni frutos, recolectados en Más a Tierra. Finalmente, Johow (1896) entrega una completa descripción de esta especie, basándose en un árbol vivo observado por él que crecía en Puerto Inglés, a 300 m s. m., en un bosque formado por Myrceugenia fernandeziana, Coprosma pyrifolia, Drimys confertifolia y Boehmeria excelsa.